El plan era claro, llegada al hotel de Barakaldo temprano, pasar el día en Bilbao, hacer la puesta de sol en la Playa de Barrika, domir, ir temprano al Hayedo de Otzarreta, de ahí a Liencres, puesta de sol en Los Urros, dormir, amanecer en la Playa de Ernía y regreso a casa.
En general todo salió bien, salvo que en el hayedo, a pesar de avanzar entre la niebla para llegar allí, nos encontramos con un día totalmente soleado que nos dio una luz horrenda, lo que no permitió buenas tomas.
La puesta de sol en Barrika no fue espectacular, pero tampoco decepcionante. Con el riesgo de tener una sola noche para sacar las tomas porque luego te marchas del lugar, la cosa no salió mal.
Aunque no sé note, la toma está hecha desde lo alto de una roca, en cuya subida perdí una chancla, que me llevó una ola, y que estuve un buen rato persiguiendo.
A estas formaciones rocosas se les llama flysch. El término proviene del alemán y es relativamente antiguo, creado antes del estudio en detalle del fenómeno que describe. Quiere decir fluir, deslizarse o "terreno que resbala".
Como mencioné, dadas las condiciones, del Hayedo de Otzarreta no salvé ninguna toma, así que pasó directamente a la puesta de sol del día siguiente en Los Urros, en la Costa Quebrada.
Al día siguiente tocó madrugar de lo lindo para enganchar el amanecer. El destino fue la Playa de Ernía, hasta la que nos guió amablemente PHENIX.
La Playa de Ernía curiosa, ya que por su acceso tienes esta zona rocosa repleta de los mencionados flysch...
Y con esto finaliza el resumen fotográfico de mis vacaciones hacia el oriente. Espero poder escaparme algún día este año, ya que son unos lugares con los que he quedado encantado.
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