lunes, 3 de septiembre de 2012

4ª KDD fotográfica

Aparcamos la última parte del viaje a Francia para comentar lo sucedido este sábado, 1 de septiembre.
Se ha celebrado de nuevo la KDD Fotográfica con sede en Piloña. Es la cuarta vez (yo a la segunda no pude ir, el resto no me las he perdido), y ya lleva un par de ediciones siendo internacional, con gente de Portugal y Rumanía este año, a los que hay que añadir gente de distintos puntos de España.
El planning se mantiene más o menos constante desde la primera edición. Se va al Monte Cayón a sacar el amanecer (obviamente bien temprano), luego se recuperan fuerzas en el Bar Tenis de Infiesto (pinchos tamaño XL a 1€), a continuación se pasa el resto de mañana en el Área Recreativa de la Pesanca, se va a comer y antes de que entre la modorra vamos a la Sierra del Sueve a intentar fotografiar gamos y esperar al ocaso.
La jornada comenzó durante la noche, levantándonos (Yoly y yo) a las 5:20 de la madrugada, para ser recogidos por Jesús a las 6:00 (infinitas gracias para él). Se había quedado en Infiesto para subir todos juntos a las 7:00, sin esperar por nadie, y nosotros ya estábamos allí un cuarto de hora antes de esa hora. El día prometía, viéndose las estrellas y la luna azul (un suceso que pasa cada 3 años, y es que haya una segunda luna llena en el mismo mes).
Los últimos años en Cayón el amanecer fue decepcionante (uno por la niebla y otro por las nubes), pero en este, la visibilidad era claro. Había niebla en los valles, sin cubrirlos completamente, como en algunas ocasiones pudimos contemplar, pero siendo generosa en la zona donde salía el sol. Así que tocaba inmortalizar el momento.

 El cielo empezaba a coger tonalidades, con unas pequeñas nubes que ayudaban a ello.

El sol aparece tras las montañas, empezando a bañarlo todo con su luz.

La niebla crea un mar de fuego.

Los valles despiertan con los primeros rayos.

Una araña disfruta del desayuno bajo la cálida luz del amanecer.

Tras la sesión de fotos, toca ir a Infiesto a recuperar fuerzas. En nuestro caso era el segundo desayuno, pero eso no nos impidió tomarnos un pincho de pollo cada uno y uno de tortilla a medias.
Después de charlar un poco nos fuimos a la Pesanca aún temprano (es lo que tiene madrugar tanto, que aprovechas el día).
Esta vez,al contrario que otros años, Yoly y yo nos decidimos por ir a una cascada que ya conocíamos de otra ocasión, que estaba situada en la parte alta. Obviamente, cuando hay tanta gente, coincidimos unos cuantos en los sitios, y hay que ir haciendo turnos para las buenas posiciones.

 Se colaban entre las hojas unos rayos de sol que al final pudieron controlarse.

Los rayos esta vez están menos controlados.

Sacando provecho al filtro polarizador, reflejos fuera.

Detalle de una zona.

Otra araña zampando, que aproveche también.

En este lugar, todos vamos más por libre, siendo la hora de reunión la 13:00, donde ya todos nos disponemos a ir a comer.
El lugar de este año para el yantar, fue el del pasado, el Restaurante Benidorm en Villamayor, con un par de platos y postre por 12 €. Recuperamos fuerza, para, venciendo a la modorra, dirigirnos hacia la Sierra del Sueve.
La subida en coche es bastante puñetera, por un camino de tierra con gravilla bastante inclinado, por lo que en algunos lugares a los coches les costaba.
Una vez arriba nos dividimos en tres grupos, para no solo localizar a los gamos, sino también hacer una especie de maniobra envolvente y que si salían huyendo de un grupo fueran hacia otro. En el nuestro, el de más recorrido, el guía fue Pepe. Conseguimos ver gamos, aunque no muy cerca (los otros grupos tuvieron más suerte), pero yo tengo que admitir que disfruto como un enano trotando por el monte como una cabra, así que me lo pasé pipa.

La toma es un recorte considerable del original, tomada a 400mm, lo que demuestra lo lejos que estaban.

Después dela persecución, y con las piernas bastante machacadas, esperamos a la puesta de sol. El frío, consecuencia sobre todo el viento, comenzaba a hacer acto de parecencia, y ni los forros polares evitaban que estuviéramos cercanos a la congelación.
Pero los sacrificios tienen su recompensa y vimos el sol ocultarse entre las montañas.

El final del día.

Al bajar de la Sierra nos dirigimos al Monasterio de la Virgen de la Cueva, pero mientras tomábamos algo, el cura se fue, cerrando el acceso y quitando la iluminación, por lo que no la pudimos fotografiar.

Un gran día, que fue lo que fue, como siempre, gracias a las personas que lo organizan todo, con Jose y Alejandro a la cabeza.

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